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EL ÁRBOL SOLITARIO

Joezer Rayner Joves Azuaje - 502

Había una vez un lindo árbol de roble muy frondoso, grande y muy hermoso. Era el único árbol en el bosque.

Un día Mili, que le encantaba la naturaleza, salió a explorar en el bosque. Al ver tan hermoso árbol quiso acercarse para tocarlo y disfrutar de su refrescante sombra, pero este no se lo permitió.

¡Aléjate de mí! … ¡No te me acerques! … ¡Vete! _le dijo el árbol muy molesto y agitando sus ramas.

Mili asustada y no entendiendo el porqué de su reacción intentó calmarlo diciendo:

¡Tranquilo! Soy Mili. ¡No te voy a hacer daño! _aunque estaba muy asustada no dejaba de sonreírle y le dijo:

Vivo cerca de aquí, me gusta mucho los animales y admiro mucho a los árboles como tú. Eres muy hermoso, ¿lo sabías? … Por cierto, no veo más árboles por esta zona, me parece extraño, ¡se supone que es un bosque!


¡Antes era el bosque más bonito del planeta! _dijo el árbol con los ojos llenos de lágrimas_ pero ahora solo quedo yo... Ustedes los humanos los destruyeron a todos … me dejaron completamente solo.


Entiendo _dijo Mili_. Es por lo que no dejas que se te acerquen. ¡Tienes razón! ¡Fue muy feo lo que te hicieron! … Pero, ya no estarás más solo. ¡Tengo una idea!


¿Cuál? _preguntó el árbol.


Es una sorpresa, mañana te lo diré, ¿vale? _contestó Mili quién salió corriendo a su casa, al llegar subió a su habitación, rompió su alcancía y fue muy deprisa a una tienda donde vendían semillas de robles.


Al día siguiente volvió al bosque y dijo:


¡Buenos días hermoso roble!


¡Buenos días Mili! _le respondió sonriendo y ansioso por conocer cuál era la sorpresa.


Cierra los ojos _dijo mili. El árbol cerró los ojos.


¡Taraaaaan!

Son semillas de roble … ¿Cómo hiciste para conseguirlas? ¡Son muy caras! _dijo el árbol completamente sorprendido.


Eso no es lo más importante _dijo Mili_. Tenemos que hacer que este bosque vuelva a ser tan hermoso como antes.


De pronto llegaron muchos niños, amigos de Mili. Ese día entre todos, sembraron 200 árboles de roble y diariamente iban a regarlos y a limpiarle la maleza.


Y el hermoso roble no volvió a estar solo nunca más.

  

FIN

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