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Aquella noche, mi abuela me dijo.

Empecemos con quien soy yo y qué relación tiene Breyner en mi familia.


La relación que tiene Breyner, es filial, un conocido de hace muchos años. Él es primo de
Leyder, mi primo, entonces, nosotros lo distinguimos por medio de él. Hoy quiero
comentar un hecho anecdótico que le sucedió a Karen, mi hermana mayor, amiga de
Leider. Pero, ustedes se estarán preguntando ¿de qué accidente hablo?, pues, sencillo, se
trata de un tal incidente que ocurrió en el año 2013. Situación que estrecho más los lazos
filiales, sin embargo, quiero decirles que ya habíamos departido con Leyder los 31 de
diciembre para celebrar año nuevo.

​

El accidente ocurrió una noche, eran como las 7:00 pm y Leyder nos invitó a participar de
un partido amistoso en la calle, en una cancha improvisada de piedras, pero, ese día mi
abuela no quería que saliéramos, porque decía que tenía un mal presentimiento. Después de
tanto rogarle accedió a dejarnos salir y nos dijo que tuviéramos cuidado. Ya en la calle nos
pusimos a armar los equipos para jugar. Estábamos preparados para iniciar. A mi hermana
le toco en mi equipo y a mi primo le toco con Breyner. Todo iba bien, unos minutos
después de jugar como delantero, me empecé a cansar y le dije a Karen que cambiáramos
de figura deportiva, ella me respondió que no había problema, que entonces tapara yo.
Todo sucedió en cuestión de
segundos, fui hacia el arco que nos
correspondía, ella asumió la figura
de delantera, descuidé la mirada
por un momento, al voltear
observé a Karen tirada en el piso
llorando de dolor, de inmediato
salí corriendo a auxiliarla. Le
pregunte cómo se sentía, primero,
quería saber si estaba consciente y luego para distraerla le dije que el fútbol no se jugaba en
el suelo, ella sonrió y dijo que le dolía demasiado la rodilla. Al parecer un muchacho la
había hecho caer.

Desesperado, salí corriendo a llamar a mi abuela. Ella fue conmigo a ver que había pasado,
entonces, al darse cuenta de la rodilla de Karen, llamó un taxi para llevarla de inmediato al
hospital. Me dijo que ayudara mi hermana a pararse, sentía un intenso dolor, cuando intente
ayudarla se puso roja y le empezaron a salir más lágrimas de desesperación. Subimos al
taxi, busque en mi bolso el dinero que tenía ahorrado y lo guarde en el bolsillo. Llegamos al
hospital y la atendieron con prioridad.


El doctor empezó a revisarla, hizo el diagnóstico, luego le dijo a mi abuela que ella tenía
una lesión de ligamentos cruzados, por eso de inmediato mandó una orden de radiografía
para realizarle la operación.

​

La operación fue todo un éxito, sin
embargo, el doctor ordeno terapias
y 2 meses de incapacidad. La lesión
era grave, por fortuna se acudió
rápidamente al hospital, de lo
contrario, las consecuencias serían
fatales, nos dijeron que si no se
hubiese acudido de inmediato al
hospital ella pudo quedar en silla
de ruedas.


Ya ha pasado mucho tiempo
después de ese incidente. Karen ha podido continuar con su vida normal. Aunque quedo
lisiada de momentos por que se le tuerce la rodilla y se cae del dolor, este dolor es muy
fuerte y le da cuando menos lo espera. Ahora pienso, todo pudo ser diferente si hubiésemos
hecho caso a las premoniciones de la abuela.


Autor: Diego Alexander Archila Ibarra (9:04 Sede San Pedro)

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